Han pasado tres meses desde que completé mi documental, y gracias a Di-s, he sido bendecida con varios reconocimientos. No solo por los festivales a los que asistí, sino también por la respuesta del público. Sin embargo, hubo un momento en uno de esos festivales que me hizo cuestionar todo.

Después de sentirme eufórica y satisfecha con la recepción de mi trabajo, recibí una llamada al regresar a casa. Era el hotel donde me hospedé durante el evento, notificándome que faltaba un dispositivo en la habitación y solicitando su devolución.

Incredulidad fue lo primero que sentí al escuchar el mensaje repetidamente. ¿Cómo podía ser posible? Llamé al director del festival para entender la situación. Se trataba de un Chromecast, algo que ni siquiera sabía que estaba en la habitación. ¿30 dólares? ¿Eso era todo lo que costaba? Mientras más detalles recibía, más confusa me sentía.

Al contactar al hotel, la respuesta fue aún más desconcertante. Me acusaron directamente de robo. ¿Yo, una persona que había dedicado tres años a crear una película que transmitiera valores, viajaría a un festival para robar algo tan insignificante como un dispositivo de 30 dólares? La situación era absurda.

La idea de que muchas personas estuvieran al tanto de esta acusación solo aumentaba mi frustración. Decidí buscar ayuda legal, y un amigo abogado me aconsejó enviar una carta exigiendo una disculpa por haberme acusado sin pruebas.

El proceso de enviar la carta me brindó cierto alivio. Sin embargo, después de dos días, recibí un mensaje del hotel: “Olvidese, señora, ya lo encontramos”. Olvidarme ¿tan fácilmente? Después de todo el esfuerzo invertido en mi trabajo, no podía simplemente dejarlo pasar.

Me sumergí en la reflexión y recordé una carta que había escrito al Rebbe hace años. En ella se mencionaba la luz que mi proyecto irradiaría, incluso se hacía referencia a un festival en el mes de Adar. Todo parecía encajar.

Entonces comprendí que mi tarea no era olvidar, sino encontrar la luz en esta situación adversa. Aunque admito que no fue fácil superar el incidente, como siempre digo en mi película: “Nunca te rindas”.

Mi compromiso ahora es encontrar esa luz y permitir que mi documental la irradie. Aunque este obstáculo haya sido difícil de superar, estoy determinada a seguir adelante y demostrar que la resiliencia siempre triunfa.