” Basta de controlar “

Por:

Devora Benchimol

En las profundidades del pensamiento jasídico, el enigmático concepto del “no control” se despliega como una danza cósmica entre la rendición y la confianza. Es una invitación a despojarnos de las cadenas de la ilusión del poder absoluto y sumergirnos en los misterios de la voluntad divina.

Imaginemos por un momento que somos como marionetas en manos del Creador supremo, cuyos hilos invisibles nos guían a través del escenario de la existencia. Al dejar de aferrarnos a los hilos de nuestras propias ambiciones y deseos desenfrenados, nos abrimos a la posibilidad de danzar en armonía con la melodía del destino que Dios ha compuesto para nosotros.

En ese abandono consciente, encontramos la verdadera libertad. Al liberar nuestras mentes de la obsesión por controlarlo todo, nos entregamos a la sabiduría divina que trasciende nuestro limitado entendimiento. Nos sumergimos en el océano de la confianza, donde cada ola nos lleva hacia la orilla de la realización espiritual.

En lugar de luchar contra la corriente de lo desconocido, aprendemos a fluir con ella. Nos convertimos en testigos de la magia que se despliega cuando confiamos en que cada desafío, cada adversidad, es una oportunidad para crecer y evolucionar. En lugar de resistir, nos entregamos a la corriente y nos dejamos llevar por su flujo sereno.

En este acto de entrega, encontramos una paz profunda y una conexión íntima con lo divino. Nos convertimos en instrumentos de la voluntad de Dios, permitiendo que Él dirija nuestros pasos y guíe nuestros corazones. Ya no nos preocupamos por los resultados, sino que nos sumergimos en el presente, enfocándonos en vivir de acuerdo con los principios espirituales que nos enseña la tradición jasídica.

En la danza del “no control”, descubrimos que la incertidumbre es un lienzo en blanco donde se pueden pintar los colores más vibrantes de la fe y la confianza. Nos convertimos en artistas de la vida, creando cada momento con gratitud y aceptación, sabiendo que estamos en manos de un Creador que siempre tiene un plan más elevado para
el “no control” en el pensamiento jasídico es una poesía de rendición y confianza, una invitación a danzar en armonía con la voluntad divina y encontrar la verdadera libertad en la entrega consciente. Es un recordatorio de que somos marionetas en manos del Creador, cuya sabiduría trasciende nuestro entendimiento y cuyo plan para nosotros es más hermoso de lo que podríamos imaginar.

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