” El Dolor Como Maestro”

Por:

Devora Benchimol

Hace tres semanas, me desperté con un dolor persistente después de hacer un movimiento brusco. Aunque no era algo grave, fue uno de esos dolores molestos que ocurren cuando nos movemos rápidamente en nuestra rutina matutina. Sin embargo, este dolor me enseñó una lección valiosa.

Descubrí que cada uno de nosotros tiene una parte sensible en nuestras vidas, una herida emocional que requiere cuidado y atención especial. Cuando algo o alguien toca esa zona sensible, siento una sensación ardiente de daño, ira o tristeza. Incluso un comentario inocente puede desencadenar un dolor intenso al tocar esa parte lastimada de mi ser. Es sorprendente cómo una acción aparentemente inofensiva puede causar un malestar profundo al rozar esa área dolorida.

La lección que he aprendido es que no es la acción o el comentario en sí lo que es culpable, sino mi propia sensibilidad la que me ha causado el dolor. Antes de responder con resentimiento, tristeza o ira ante la audacia de alguien, es importante reflexionar si mi reacción está justificada. ¿Fue realmente ofensivo el comentario o la acción, o es simplemente un punto doloroso y sensible en mi vida?

Además, debo ser consciente de mis propias palabras y acciones para evitar herir a los demás sin intención. Antes de hacer un comentario que pueda ser malinterpretado, es necesario pensarlo dos veces y controlarme. De lo contrario, podría tocar inadvertidamente la “herida” de otra persona y hacerla experimentar un gran malestar. Todos tenemos nuestras propias áreas sensibles en la vida.

He tomado conciencia de que este dolor apareció hace 3 meses, cuando empezó la guerra. Y siento que a muchos nos ha pasado lo mismo. Esta guerra despertó dolores escondidos. Sentimientos que pensábamos que no existían.

Fui a Israel y recuperé fuerzas. Después de 3 meses, entendí que solo estando juntos unos con los otros y apoyándonos podremos superar cada uno su dolor.

En este momento, quiero recordarles que, aunque cada uno de nosotros puede tener su propio dolor, estamos todos conectados como parte de una comunidad más amplia. Al unirnos y compartir nuestras experiencias, podemos encontrar consuelo, sanación y la fuerza necesaria para superar cualquier adversidad.

“Am Israel Jai” es un hermoso recordatorio de la resiliencia y la determinación de nuestro pueblo. Significa “El pueblo de Israel vive” y es un llamado a la unidad y la esperanza en medio de las dificultades. Sigamos manteniendo vivo este espíritu de unidad y apoyo mutuo para superar cualquier dolor que enfrentemos.

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